FRANCIA. El domingo pasado activistas climáticos pertenecientes al grupo ambiental «Riposte Alimentaire» arrojaron sopa naranja a la Mona Lisa, obra maestra de Leonardo Da Vinci, en el museo de Louvre en Francia.
La protesta fue para darle voz a los granjeros franceses quienes «están muriendo en sus jornadas de trabajo» pues solo un tercio de la población francesa no tiene acceso a una alimentación completa.
¿Qué es más importante, el arte o el derecho a la comida sana y sustentable? Exclamaron las manifestantes que intentaron dañar la icónica pieza que se exhibe en el museo valuada en 700 millones de dólares.
Afortunadamente, el blindaje a prueba de balas que proteje a la valiosa pintura, permitió que no sufriera ningún daño y la protesta cumpliera el objetivo de levantar la voz por el sistema de agricultura en Francia.