Un tema que se repite al paso del tiempo; desde los griegos ya se dejaba ver pero sin una manera problemática como pasa ahora.
Acoso: tenemos tantas personas con sus problemas personales, filias y fobias. Es un problema imperante, pero que dejamos crecer y esparcirse delante de nuestra mirada. El poderoso contra el débil, el que tiene el poder contra el incapacitado. Siempre se ven los casos donde el profesor en turno da una idea la cual no es del todo correcta: «solo sacarán diez las mujeres». Algunas personas podrán decir: «está bien», pero no sabemos cuál es su objetivo real del propósito en cuestión.
Podemos ponernos de cualquier lado; el de la víctima por defecto, es el que no todas las veces puede defenderse, ya que su acosador(dora) tiene poder de reprobar la clase o amenazar. Su posición sobre el violentado le quita algunas posibilidades y en ocasiones, suele ser fallo a favor del opresor.
En algunas ocasiones, se presenta una falta en la figura materna o paterna, lo cual genera un vacío de aprobación. Esto puede desembocar en un malentendido cuando un docente es abordado por un alumno; al no estar delimitado y malentendido el acercamiento, suelen producirse malentendidos y llevar a situaciones que rayan en el acoso. Diferenciar la admiración del coqueteo pone en una posición comprometida al docente.
Sí, el acoso es un problema imperante, pero nadie ve cómo fue a terminar en ese problema.
Tenemos dos lados: el del opresor, un(a) humano(a) común y corriente, el cual es el blanco de muchas críticas por diversos planteamientos y chismes de pasillo, y del oprimido.
Solemos tener la típica leyenda del compañero o la compañera que se enredó de alguna manera con una persona del cuerpo docente; esto si es consensuado no lleva a mayores, si es detectado posiblemente llega al despido del docente. Pero, ¿qué pasa con el caso del estudiante o la estudiante que se insinúa al docente y este no está dispuesto, o ya viéndose implicado en actos anteriores confunde el trato cortés con el coqueteo?
El acoso sexual en cualquier lugar está mal, ya que compromete la seguridad mental y emocional de una persona, más aparte de cómo es visto en una sociedad. Tenemos la problemática y en mi opinión en cualquier sustrato social el acoso es un lastre que cargamos fomentado por una educación anterior en la cual el poderoso(el hombre). Lo cual entramos en temas de educación sexual inexistente en México. Y dime: ¿Cuál es tu opinión al respecto?
El cuervo con bombín.